Mensaje Fundacional

Nadie ignora que el lenguaje es una de las armas más brutales con las que un humano o grupos de humanos pueden someter la voluntad de otra persona o grupo de personas. En nuestros días la corrupción general de la pelea de chacales que los herederos de Europa gustan de llamar civilización es tal, que el hombre promedio se encuentra efectivamente inhabilitado para pensar con claridad desde la estructura misma de los lamentables y agramaticales dialectos que las circunstancias de oscurecimiento general del mundo obligan a hablar a la mayor parte de la población.

Es deber de toda persona con la capacidad de hacerlo, emprender una cruzada contra la confusión del pensamiento en general, y más específicamente en tanto constituye un elemento perpetuador de situaciones de sometimiento humano.